Mi viaje al santuario de las luciérnagas en Tlaxcala fue simplemente mágico. Desde el momento en que llegué al bosque, la atmósfera estaba llena de una especie de energía encantadora. A medida que caía la noche, las luciérnagas comenzaron a aparecer, creando una vista verdaderamente impresionante y casi surrealista. Las luces intermitentes y titilantes de las luciérnagas crearon una sensación de asombro y admiración. Fue una experiencia inolvidable, llena de belleza natural y misterio, que recomiendo a todos aquellos que visiten México y estén buscando una experiencia única.
